Le quedan las marcas del bikini de un verano que fue demasiado casto. Ahora entra en el invierno como se entra en una tormenta, como un pájaro en una tormenta, ofreciendo su coño a todas las lluvias de esperma que quieran envolverla y follársela bien, hasta el fondo, desvirgándola por fin de tanta castidad.
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